El disco tiene un muy buen comienzo con “Darkest Hours”, sobre todo por sus letras con el sello de Kotipelto aunque musicalmente no es muy variado, todas las estrofas son llenadas por acordes; no se distingue riff alguno. En las primeras canciones es el coro quien te alienta a seguir escuchando los sonidos, no es que las canciones sean un conjunto de elementos funcionando de forma armónica.
“Infernal Maze” parecería ser el primer pantano del disco (entiendan como “pantano” aquel momento en el que te empieza a aburrir la obra), no obstante después del primer minuto te sorprende con muy buenas melodías, a decir verdad es de las canciones que más me llamaron la atención. Mantienen el sonido que siempre los ha caracterizado: atractivos ritmos con el teclado, riffs con alma Speed aunque distanciados en su forma de nacer a partir de un sonido más Power como el finlandés. Al parecer Matias Kupiainen absorbió a la perfección la esencia de la agrupación aunque igual se le agradecería que intentara llegar a nuevos horizontes.
“Fairnees Justified” es el primer pantano; da la impresión de que en base a un simple ritmo hicieron toda la canción, es como si ésta durara en realidad dos minutos pero al repetirla y ponerle un estandarizado solo en medio ya la completan. Esto nos hace pensar que la fuente no está fluyendo como años atrás. “Lifetime in a moment” es otra de las canciones mas largas del disco y su longitud es proporcional a su aburrimiento, esta canción fue hecha por el bajista Lauri Porra.
Después de ese oscuro y lento meridiano, el disco se recupera un poco con “The Game Never Ends”, es una pieza compuesta por Jens Johansson aunque para disfrutarla uno debe estar consciente de que el disco dejó de lanzar destellos de grandeza; es como bajar las expectativas y conformarse con lo que hay. “Event Horizon” es una canción que se eleva a las alturas únicamente por sus solos; no tiene un riff muy bueno y los coros parecen estar ahí sólo por cumplir. Esta pieza cumple la función de darle un poco de más luz al trabajo; después de lo que había escuchado antes, el contraste es muy notorio.
La ultima canción es una larga pieza de 18 minutos, aunque seamos honestos; son tres canciones diferentes sólo que las unieron en una sola. ¿Por que hacer eso? De todas, quizá la segunda es la que más atención llama, tanto la primera como la tercera no despegan y generan un enorme sentimiento de duda al preguntarse el porque decidieron ponerlas juntas en una sola canción.
Nuevamente nos vemos en ese caso donde sólo si eres fanático de la banda el disco te gustará pues de otra manera sentirás que no valió la pena invertir tu tiempo en él. Por supuesto que hay canciones que seguirán reproduciéndose en tu mente, pero al igual que “Polaris” este es un disco sintomático de una banda que desde hace mucho dejó de hacer obras maestras.
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