martes, 27 de abril de 2010

Reseña: Gamma Ray 25/Abril/2010

¿Qué es lo único que puede iluminar la existencia? Sencillo: un concierto de Gamma Ray. Ver en vivo y a todo color a Kai Hansen, interpretando sus himnos, simplemente no tiene comparación. Todos aquella noche nos transportamos a otro mundo. Nada existía, sólo Gamma Ray y nosotros. Más vivo no me había sentido antes, ¡por estas cosas uno viene a vivir! Lejos de la rutina, la esclavitud y el consumo. Después de que fuéramos recibidos con “Welcome”, Dan Zimmermann se apareció con su playera de la selección alemana de futbol. Ni modo, hablamos de mundos completamente diferentes (futbolísticamente hablando). “Gardens of the Sinner” comenzó la noche, un excelente clásico de aquella Planta de Poder. La gente se entregaba en los coros, todos cantábamos al unísono junto con Kai Hansen. Cada uno de los miembros les era imposible no sonreír ante monumental acogida. Siguiendo esa línea, que recuerda viejos tiempos, “New World Order” unió las voces de casi toda la gente que no paraba de saltar. La última vez que vinieron traían “Land of the Free II” bajo el brazo. Esta vez “To the Metal” llega como estandarte, alzándose atrás de la banda. “Empathy” y “Deadlans” fueron las elegidas para ser interpretadas en vivo en ese momento. A pesar de ser canciones relativamente nuevas, los fanáticos corearon cual si fueran canciones de antaño. Un muy buen detalle. Para ese entonces la gente estaba entregada al 110%. Las emociones iban en aumento, la noche no podía sino mejorar. La gente se le entregaba a Kai Hansen, no paraban de corear su nombre. Él sólo miraba, asombrado de lo que era capaz de hacer. Una canción hizo a la gente explotar en júbilo pues era la hora de... ¡“Fight”! La velada siguió. En aquél lugar todos eran como hermanos. Perfectos desconocidos se tomaban de los hombros alzando las manos en el aire cual si fueran hermanos, aunque sea por sólo un instante. Coreaban las canciones, le agradecían al maestro Kai Hansen. Una de las cúspides de la noche fue escuchar una de las líneas más famosas en las líricas de Gamma Ray: “Now all you sinners, this is the prophecy...” El “Armageddon” cayó en todos y cada uno de los ahí presentes. Kai tenía al público en sus manos, un simple movimiento suyo provocaba la más alocada reacción de los fanáticos. Salió del escenario y sucedidos algunos segundos saltó nuevamente con un chaleco negro adornado con estoperoles, unos lentes oscuros y una boina. “To the Metal” era un tributo a los Dioses del Metal. Antes de irse al encore, decidieron interpretar una pieza de aquél disco perfecto de 1995: “Rebellion in Dreamland”. Durante su ausencia, la gente gritaba varias cosas: “Ride the Sky, Ride the Sky”, “I Want Out, I Want Out”. A su regreso, el maestro tomó el micrófono y dijo: “I heard that Mexico wants to Ride...” Todos asintieron con un enorme grito. Después de interacturar un poco, Kai dijo “Ride... the fucking... Sky!!!” Por si eso fuera poco, el eterno himno de liberación fue invocado. Kai Hansen siguió con esos días en los que su estandarte solía ser una calabaza e interpretó “I Want Out”, fue entonces cuando el mundo desapareció de la realidad en la que todos nosotros, los del concierto, estábamos. La noche no podía terminar si al final no se manda alguna señal. Con las primeras notas las lágrimas de muchas personas comenzaron a rodar por sus rostros. “Send Me a Sign” dio fin a una de las mejores noches en la vida de muchas personas.

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